domingo, 8 de mayo de 2016

[Fanfic de Naruto] Los sentimientos que florecen al final de la batalla - Capítulo Dos

Buenas a todos~ Os dejo el segundo capítulo del fanfic de Naruto que empecé en la entrada anterior, espero que os guste y que esperéis con ganas el tercer y último capítulo que subiré a lo largo de la semana que viene ^-^

Los sentimientos que florecen al final de la batalla
Capítulo 2

Nada más entrar por la puerta de casa, los gritos de su madre por haberse retrasado le llegaron a sus oídos. Dejó sus botas allí mismo en el recibidor nada más entrar, e ignorando los gritos que no cesaban, se dirigió directamente a su habitación para encerrarse en ella.

Se dejó caer en la cama tras un suspiro, sin encontrar las fuerzas necesarias para seguir con todo aquello, tan sólo quería quedarse allí tumbada, sin saber nada de nadie y sin ser molestada, y llorar... tan sólo le quedaba llorar, perderse en sus lágrimas como cada noche, ahogando sus gritos y lamentos en su almohada, confundida, sin saber muy bien que camino tomar, pues sus sentimientos habían ido cambiando a lo largo de estos últimos años debido a los acontecimientos que había ido transcurriendo, y en parte, hasta una sensación de culpabilidad recorría su cuerpo, y tal vez era ello lo que le hacía sentirse tan mal.

Cuando abrió los ojos, sintió que los tenía humedecidos al igual que su rostro, notaba también la garganta algo seca y dolorida, señal de que había estado ahogando sus lamentos en la almohada una noche más, y al ver que aún continuaba con la ropa del día anterior puesta, fue cuando se dio cuenta de que ya pasaba de media noche y que se había quedado dormida, agotada después de derramar tantas lágrimas.

Hizo un esfuerzo por levantarse y quedarse sentada en la cama, llevándose la mano a la frente, atormentada y confusa por aquel choque de sentimientos, entonces, inconscientemente su mirada se centró en la fotografía que había sobre la pequeña mesa junto a la cama, alzó el brazo hacia ella y la cogió, sujetando el marco entre sus manos mientras intentaba retener las pocas lágrimas que le quedaban.

Sus llorosos ojos estaban fijos en aquella imagen, sintió un agudo dolor en el pecho, sus lágrimas comenzaron a caer sobre el cristal de la fotografía mientras su mirada permanecía fija en ella, y sin poder resistirse más, llevó aquella fotografía hasta su pecho para abrazarla, intentando contener su lamento para que no llegara a oídos de nadie.

Un nuevo día se alzaba ya sobre Konoha, pero ganas de salir de la cama no tenía, pues no había pegado casi ojo en toda la noche y había amanecido con unas ojeras horribles, y acompañado del poco apetito que tenía estos días, hacía que su estado no fuera muy saludable.

Hizo un esfuerzo por levantarse y salir de la cama, la cabeza le daba vueltas, notaba todavía su garganta dolorida, y su rostro continuaba también un poco humedecido. Se dirigió al cuarto de baño, se lavó la cara y se quedó unos instantes mirándose en el espejo; tenía un aspecto horrible, ya comenzaban a notarse demasiado las ojeras de lo poco que estaba durmiendo estos días, y al tener el rostro tan pálido cualquiera se daría cuenta de que no estaba pasando por un buen momento.

Intentó despejarse un poco con una ducha rápida, peinó su rosado cabello y se vistió, había decidido salir de casa a pesar de todo, pues estar encerrada tampoco le hacía ningún bien.

Caminaba por las calles de la aldea sin un rumbo fijo, sin prestar tampoco mucha atención a lo que ocurría a su alrededor ni a la gente con la que se iba cruzando. Su mente no se encontraba allí ahora mismo, y a pesar de andar distraída, el típico bullicio matutino de la aldea conseguía llegar levemente a sus oídos, haciendo que comenzara a sentir la necesidad de retirarse a un lugar más tranquilo y apartado, y no tardó mucho en saber cual sería el lugar idóneo para ello.


Aquel día se había levantado más animado de lo normal, más decidido que nunca y bien concienciado de ello, pues finalmente, había conseguido reunir el valor y las fuerzas necesarias para dar el paso, ya fuera para bien o para mal, había llegado el momento de expresar sinceramente aquellos sentimientos que llevaba arrastrando tantos años.

Salió de casa sin perder ni un minuto más, corría por las calles de la aldea acompañado de una gran sonrisa, pensando únicamente en ella y habiendo decidido ir directamente a su casa a buscarla, ya que seguro que no se se esperaría algo así y quería sorprenderla, al fin y al cabo, siempre había sido el shinobi número uno sorprendiendo.

Pero sus planes no iban a llevarse a cabo tan fácilmente, no fue precisamente ella quien le recibió al llegar a su casa, en lugar de ello, fue su malhumorada madre la que le abrió la puerta, aparentemente sin tener mucho interés por saber donde se encontraba su rebelde hija, la cual había salido bien temprano sin decir nada.

Todo aquello acompañado de lo ocurrido el día anterior en las estatuas de los Hokages, le daba a entender que definitivamente su compañera no estaba pasando por un buen momento, y deseaba más que nunca verla y hacerla sonreír, pues no estaba nada tranquilo al saber que posiblemente ahora mismo se encontraría en algún lugar sola al igual que ayer, perdida en sus pensamientos y sin saber que hacer.

Entonces, detuvo su paso por la aldea al llegar rápidamente a una conclusión, había sido su compañera durante años, y había llegado a conocerla lo suficiente para no tardar mucho en caer en la conclusión de donde podía encontrarse, y conducido por aquella idea, volvió a apresurar la marcha abandonando la aldea para dirigirse al lugar donde esperaba encontrarla.

Sin descanso, sin pausa... avanzaba por el camino impulsado por el incómodo sentimiento de preocupación y por las ganas que tenía de expresarle sus verdaderos sentimientos, teniendo la esperanza de encontrar a su compañera en aquel lugar.

Se detuvo, apoyó sus manos sobre sus rodillas mientras intentaba controlar nuevamente el ritmo de su respiración, alzó su mirada para contemplar aquellos tres elementos que tantos recuerdos le traían, y fue entonces cuando supo que acababa de llegar a aquel lugar.

Avanzó un par de pasos más cuando ya tenía controlada su respiración, sin apartar la mirada de los tres elementos tan significativos para él, aquellos tres troncos los cuales años atrás había estado atado en uno de ellos, en el día en el que él y su equipo conocieron lo que era el trabajo en equipo, y al ver que no se había equivocado al venir hasta este lugar, notaba como le iba abandonando aquella incómoda sensación que había sentido desde que había ido a su casa.

Se encontraba apoyada justamente en el tronco en el que él había estado atado años atrás, sentada en el suelo, posiblemente con la mirada perdida pero desde donde se encontraba ahora mismo no podía verle el rostro. Se acercaba lentamente hacia ella, tenía bien claro todo lo que quería decirle, todo lo que quería hacerle sentir, pero a decir verdad, estas cosas no se le daban nada bien, había sido capaz de convencer y cambiar el punto de vista de más de un villano tan sólo con sus palabras, pero esta vez era diferente, era la primera vez que tenía que expresar sus verdaderos sentimientos, y más teniendo en cuenta que se trataba de la chica a la que siempre había querido desde que era un niño.

Se detuvo a escasos pasos frente a ella, parecía que ni si quiera se inmutó por su llegada, continuaba sin alzar la mirada del suelo, y el joven genin se preguntaba que estaría pasando por la mente de su compañera. Se mantuvo firme, apretó sus puños con fuerza, se armó de valor e intentó buscar las palabras apropiadas para iniciar la conversación.

  • Sakura-chan... - al escuchar su nombre, alzó levemente la mirada pero sin necesidad de llegar a mirarle a los ojos. - Sabía que te encontraría aquí'ttebayo.

Al terminar de decir la frase, su compañera ya había alzado su apagado rostro hasta llegar a los azulados ojos de su amigo, intentando buscar también las palabras apropiadas para dirigirse a él, pues después de todo lo ocurrido estos últimos días, ya no sabía como hacerlo.

  • ¿Naruto?... ¿Qué estás haciendo aquí?... - su voz sonaba tan débil como el día anterior, sin fuerzas, y como si hablar fuera un esfuerzo para ella.

Unos segundos de silencio transcurrieron antes de que el Uzumaki respondiera.

  • No podía quedarme de brazos cruzados... sabiendo que lo estás pasando mal, creo... que te conozco lo suficiente para saber que no estás pasando por un buen momento'ttebayo.

Su voz sonaba firme y segura, sus palabras eran sinceras, tal vez nunca se había dirigido a su compañera con tanta sinceridad, y era ello tal vez lo que le estaba dificultando también a la pelirrosa encontrar las palabras apropiadas para dirigirse a su compañero.

Pero no encontraba esas palabras, desvió su mirada hacia otro lado a la vez que un leve sonrojo se dibujaba en sus mejillas, mientras intentaba hacer un pequeño esfuerzo por ocultar la pequeña sonrisa que se le había dibujado inconscientemente en su rostro, todo ello acompañado del sentimiento de culpabilidad del cual no conseguía librarse.

  • Naruto... - al pronunciar su nombre, escuchó los pasos de su compañero acercándose hacia ella, pero cuando quiso volver a mirar al frente, él ya se había agachado para ponerse a su altura, colocando su dedo índice en los labios de su amiga, haciéndole entender que no era necesario que dijera nada más.
  • No es necesario que sigas... Sakura-chan... sé muy bien como te sientes. - sus miradas se cruzaron, ninguno de los dos era capaz de apartar sus ojos el uno del otro, los verdosos ojos de la pelirrosa, estaban acompañados de un rostro de sorpresa al no estar muy segura de lo que su compañero pretendía realmente.

Aquellas palabras, aquella mirada... todo aquello, le daba a entender que en el fondo lo sabía, que siempre lo había sabido, habían sido compañeros durante mucho tiempo y sería imposible ocultarle algo así, él sabía perfectamente por lo que ella estaba pasando, por eso, no fue necesario decirle nada más.

  • Naruto... - aquel sentimiento de culpabilidad que no cesaba, estaba haciendo que las lágrimas estuvieran a punto de desbordarse por su rostro. - N-no.. no sigas por favor... - volvió a desviar su mirada hacia otro lado, sin que aquel pequeño sonrojo desapareciera de aquel rostro de culpabilidad.
  • Sakura-chan... - retiró el dedo índice de sus labios dejando ahora apoyada su mano en su sonrojada mejilla. - Ya no debes sentirte culpable'ttebayo... todo está bien.

Fueron entonces aquellas palabras las que estuvieron a punto de hacer que sus lágrimas comenzaran a recorrer su rostro, pero no quería que le viera llorar, otra vez no, entonces, se levantó de un sobresalto para impedir que viera su rostro, apretó sus puños con fuerza, cerró los ojos y le dio la espalda con intención de marcharse, pero...

  • No te vayas... quédate conmigo'ttebayo... - aquellas dulces palabras sonaron como un susurro, sus brazos rodearon su cintura desde detrás para que no se marchara, pero fueron aquellas palabras que susurró a su oído las que hicieron que se detuviera. - Quédate a mi lado... Sakura-chan... pero esta vez para siempre'ttebayo.
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